Cuidado!!! el peligro del aspartamo
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Cuidado!!! el peligro del aspartamo
Pocos productos relacionados con la alimentación han estado sometidos a tanta polémica como el aspartamo, aditivo internacionalmente conocido como E-951
El aspartamo es hoy, tras la sacarina, el segundo edulcorante artificial más usado en el mundo -sólo en Estados Unidos se consumen más de 8.000 toneladas al año- aunque en términos de consumo mundial representa el 62% del mercado.
Según estimó en el 2005 el Centro de Información sobre el Aspartamo lo consumen habitualmente más de 200 millones de personas. De hecho se encuentra en ¡más de 6.000 productos! incluyendo bebidas no alcohólicas carbónicas, chocolates, chicles, caramelos, postres, yogures y productos farmacéuticos como los jarabes para la tos sin azúcar. Aunque su importancia viene dada sobre todo por su presencia en las denominadas bebidas light.
Investigaciones recientes indican que esta sustancia es peligrosa para la salud, pues expuesta a cierta temperatura libera alcohol metílico, produciendo síntomas de una grave intoxicación, además contiene alcohol de madera, o de quemar, que en grandes cantidades es un neurotóxico.
En su origen, el aspartamo era una droga utilizada contra la úlcera, hasta que en 1965, un científico de la farmoquímica Searle la probó y descubrió que sabía muy dulce, por lo que convertirla como aditivo en alimentos implicaba multiplicar exponencialmente su mercado.
Las primeras investigaciones conforme al informe “mostraron que la sustancia producía agujeros y tumores en el seso de los ratones y ataques epilépticos en monos.
Esa información fue luego testeada por especialistas cerebrales, en particular el reputado John Olney, de la Universidad Washington en St. Louis, quien pidió a la FDA la celebración de una audiencia pública, pues había demostrado que el ácido aspártico, uno de los componentes del aspartamo, era el causante del daño en los ratones.
Aun así, la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense aprobó su uso como aditamento en alimentos secos, dando a conocer las objeciones que surgían de los experimentos. Posteriormente, el organismo de control, ordenó no comercializar el producto hasta que se analice en profundidad la cuestión.
En diciembre de 1975, se informó sobre serios problemas en la investigación realizada por Searle respecto de diversos productos, entre ellos el aspartamo. La FDA desactivó ante ello la aprobación de esta sustancia, contratando un grupo de patólogos universitarios, pagados por Searle, que debía chequear la mayoría de los estudios realizados. Ellos no parecieron encontrar problemas serios, en medio de un proceso muy azaroso, que involucró a otros actores.
En octubre de 1980, el directorio de la FDA bloqueó la venta de aspartamo hasta que quedase bien en claro la relación del producto con los tumores cerebrales en ratones de laboratorio. Pero al mes siguiente los estadounidenses eligieron como presidente a Ronald Reagan. Donald Rumsfeld , antiguo parlamentario de Skokie, Illinois, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca, ex secretario de Defensa y, desde enero de 1977, presidente de la compañía Searle, fue incorporado al equipo de Reagan. Se desató de inmediato una fuerte presión sobre la FDA.
Según relato de un asistente, en enero de 1981 Rumsfeld aseguró ante un encuentro de vendedores que antes de culminar ese año lograría la venia para el aspartamo. El día 25, fecha en que Reagan asumió el poder, el anterior comisionado de la FDA fue suspendido, y el cargo lo ocupó en febrero Arthur Hull Hayes, un profesor que estaba contratado como investigador por el Departamento de Defensa. En julio, Hayes aprobó, desairando a los asesores de la FDA, la comercialización del aspartamo en alimentos sólidos. Su última decisión, en noviembre de 1983, fue autorizar el uso en gaseosas. Poco después debió renunciar a la agencia, bajo acusaciones de aceptar regalos empresarios, pasando a la firma que manejaba las relaciones públicas de Searle. Más tarde, el abogado de la corporación, Robert Shapiro, creó para el aspartamo la marca NutraSweet. Monsanto compró el laboratorio, y Rumsfeld recibió un bonus de 12 millones de dólares. Robert Shapiro se convirtió en presidente y máximo ejecutivo de Monsanto.
Prontamente comenzaron a llegar quejas a la FDA, que en 1985 pidió al Centro para el Control de Enfermedades (CDC, en inglés) examinar las primeras 650 (que entretanto han superado las diez mil). El dictamen sentenció que en una cuarta parte de los casos, los síntomas cesaban al dejar de ingerir aspartamo y recomenzaban al volver a tomarlo, voluntaria o accidentalmente.
La FDA saltó por encima de ese informe, y el mismo día en que hizo público su veredicto Pepsi-Cola anunció la adopción de ese edulcorante mediante una promoción publicitaria a escala mundial, obviamente preparada de antemano. Donald Kendal, presidente de Pepsi, ex consultor de la Casa Blanca, era amigo personal de Rumsfeld.
La investigación del proceso de autorización en el país del norte, deja expuesto que está muy involucrado Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono con George W. Bush, ya puesto en la mira por algunos negocios y por las torturas infligidas a musulmanes prisioneros, además del lanzamiento de una sangrienta invasión unilateral”.
Se conocen asimismo las restricciones que tienen endulzantes naturales como la Stevia rebaudiana, en Estados Unidos, situación que debilita para los mercados dependientes o poco agresivos como Latinoamérica, el potencial de desarrollo de este producto, que por sus bondades, es ampliamente industrializado en Japón.
Lo descrito, constituye una muestra de cómo se manifiestan y proceden los intereses económicos, sin salvaguarda del interés social, habiendo traspasado la intachabilidad de un organismo tan estricto como la FDA norteamericana, por los que resulta necesario, se tomen medidas para el ingreso y comercialización de estos productos, considerando los cuestionamientos en el mismo país de origen se han realizado sobre el aspartamo.
[xvatyx]
El aspartamo es hoy, tras la sacarina, el segundo edulcorante artificial más usado en el mundo -sólo en Estados Unidos se consumen más de 8.000 toneladas al año- aunque en términos de consumo mundial representa el 62% del mercado.
Según estimó en el 2005 el Centro de Información sobre el Aspartamo lo consumen habitualmente más de 200 millones de personas. De hecho se encuentra en ¡más de 6.000 productos! incluyendo bebidas no alcohólicas carbónicas, chocolates, chicles, caramelos, postres, yogures y productos farmacéuticos como los jarabes para la tos sin azúcar. Aunque su importancia viene dada sobre todo por su presencia en las denominadas bebidas light.
Investigaciones recientes indican que esta sustancia es peligrosa para la salud, pues expuesta a cierta temperatura libera alcohol metílico, produciendo síntomas de una grave intoxicación, además contiene alcohol de madera, o de quemar, que en grandes cantidades es un neurotóxico.
En su origen, el aspartamo era una droga utilizada contra la úlcera, hasta que en 1965, un científico de la farmoquímica Searle la probó y descubrió que sabía muy dulce, por lo que convertirla como aditivo en alimentos implicaba multiplicar exponencialmente su mercado.
Las primeras investigaciones conforme al informe “mostraron que la sustancia producía agujeros y tumores en el seso de los ratones y ataques epilépticos en monos.
Esa información fue luego testeada por especialistas cerebrales, en particular el reputado John Olney, de la Universidad Washington en St. Louis, quien pidió a la FDA la celebración de una audiencia pública, pues había demostrado que el ácido aspártico, uno de los componentes del aspartamo, era el causante del daño en los ratones.
Aun así, la FDA (Food and Drug Administration) estadounidense aprobó su uso como aditamento en alimentos secos, dando a conocer las objeciones que surgían de los experimentos. Posteriormente, el organismo de control, ordenó no comercializar el producto hasta que se analice en profundidad la cuestión.
En diciembre de 1975, se informó sobre serios problemas en la investigación realizada por Searle respecto de diversos productos, entre ellos el aspartamo. La FDA desactivó ante ello la aprobación de esta sustancia, contratando un grupo de patólogos universitarios, pagados por Searle, que debía chequear la mayoría de los estudios realizados. Ellos no parecieron encontrar problemas serios, en medio de un proceso muy azaroso, que involucró a otros actores.
En octubre de 1980, el directorio de la FDA bloqueó la venta de aspartamo hasta que quedase bien en claro la relación del producto con los tumores cerebrales en ratones de laboratorio. Pero al mes siguiente los estadounidenses eligieron como presidente a Ronald Reagan. Donald Rumsfeld , antiguo parlamentario de Skokie, Illinois, ex jefe de gabinete de la Casa Blanca, ex secretario de Defensa y, desde enero de 1977, presidente de la compañía Searle, fue incorporado al equipo de Reagan. Se desató de inmediato una fuerte presión sobre la FDA.
Según relato de un asistente, en enero de 1981 Rumsfeld aseguró ante un encuentro de vendedores que antes de culminar ese año lograría la venia para el aspartamo. El día 25, fecha en que Reagan asumió el poder, el anterior comisionado de la FDA fue suspendido, y el cargo lo ocupó en febrero Arthur Hull Hayes, un profesor que estaba contratado como investigador por el Departamento de Defensa. En julio, Hayes aprobó, desairando a los asesores de la FDA, la comercialización del aspartamo en alimentos sólidos. Su última decisión, en noviembre de 1983, fue autorizar el uso en gaseosas. Poco después debió renunciar a la agencia, bajo acusaciones de aceptar regalos empresarios, pasando a la firma que manejaba las relaciones públicas de Searle. Más tarde, el abogado de la corporación, Robert Shapiro, creó para el aspartamo la marca NutraSweet. Monsanto compró el laboratorio, y Rumsfeld recibió un bonus de 12 millones de dólares. Robert Shapiro se convirtió en presidente y máximo ejecutivo de Monsanto.
Prontamente comenzaron a llegar quejas a la FDA, que en 1985 pidió al Centro para el Control de Enfermedades (CDC, en inglés) examinar las primeras 650 (que entretanto han superado las diez mil). El dictamen sentenció que en una cuarta parte de los casos, los síntomas cesaban al dejar de ingerir aspartamo y recomenzaban al volver a tomarlo, voluntaria o accidentalmente.
La FDA saltó por encima de ese informe, y el mismo día en que hizo público su veredicto Pepsi-Cola anunció la adopción de ese edulcorante mediante una promoción publicitaria a escala mundial, obviamente preparada de antemano. Donald Kendal, presidente de Pepsi, ex consultor de la Casa Blanca, era amigo personal de Rumsfeld.
La investigación del proceso de autorización en el país del norte, deja expuesto que está muy involucrado Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono con George W. Bush, ya puesto en la mira por algunos negocios y por las torturas infligidas a musulmanes prisioneros, además del lanzamiento de una sangrienta invasión unilateral”.
Se conocen asimismo las restricciones que tienen endulzantes naturales como la Stevia rebaudiana, en Estados Unidos, situación que debilita para los mercados dependientes o poco agresivos como Latinoamérica, el potencial de desarrollo de este producto, que por sus bondades, es ampliamente industrializado en Japón.
Lo descrito, constituye una muestra de cómo se manifiestan y proceden los intereses económicos, sin salvaguarda del interés social, habiendo traspasado la intachabilidad de un organismo tan estricto como la FDA norteamericana, por los que resulta necesario, se tomen medidas para el ingreso y comercialización de estos productos, considerando los cuestionamientos en el mismo país de origen se han realizado sobre el aspartamo.
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